El 25 de noviembre del año 2006 teníamos el cumpleaños del sobrino de mi marido, como no teníamos el auto fuimos en la moto, una de cilindrada chica, él manejaba y yo iba atrás con nuestro hijo en el medio.
Cuando estábamos frente al lugar donde se festejaba el cumpleaños, literalmente grité "un rayo", mi marido dijo: "no hay tormenta y es un día normal", ahí nos dimos cuenta que había experimentado el primer choque del CDI, claro que no me lo esperaba porque yo me sentía muy bien y sobre todo muy consciente.
Traté de tranquilizarme y disfrutar del cumple pero me dió un segundo choque mientras charlaba con algunas personas, llamé a mi cardiólogo pero justo estaba en un congreso y no iba a estar por todo el fin de semana. Me dijo que me acostara e hiciera reposo, que podía ser normal que diera dos choques. Pero continuó haciéndolo, me asusté muchísimo porque pensé que mi corazón fibrilaba y nada podía sacarlo de eso, pero también dudaba porque yo me sentía bien, jamás tuve mareos o malestares. Resumiendo, fuimos a una guardia y me internaron en unidad coronaria, estando monitoreada recibí entre sábado, domingo y lunes 13 choques totalmente inútiles porque cuando vino el técnico y revisó la información registrada detectó que el catéter estaba censando mal y por lo tanto el CDI chocaba por una falla técnica.
Lo que pude descubrir en esos días fue que: 1- es muy feo sentir el choque estando totalmente consciente, es como un puñetazo fuerte en la espalda que te sacude y además podía visualizar como un rayo, un flash delante de mis ojos. No todos los choques fueron de la misma intensidad.
2- los médicos de guardia, no sé si todos, pero al menos los que estaban en ese momento no tienen idea de como actuar ante estas situaciones. Si era por ellos todavía estaría internada por las dudas. Contactamos a mi cardiólogo nuevamente y habló con el médico que estaba en ese momento y le dijo que me haga firmar el alta voluntaria y que me colocaran un imán en la zona del implante para anular los choques. Ya sabíamos que era una falla técnica y teníamos que cambiar el catéter.
Así que así lo hicimos, pero por algún motivo, descuido con la herida o en el procedimiento, entró una bacteria y comencé con una infección que terminó en lo que se denomina un proceso de decúbito, es decir, mi organismo intentaba expulsar el objeto extraño o prótesis (CDI) que estaba infectado.
Hicimos de todo, primero quitar el CDI dejando los catéteres pero no funcionó, luego extrajimos el catéter más nuevo y cortamos lo más que se pudo el más viejo pero tampoco logramos nada. A todo esto llevaba ya 4 meses con una herida que no cerraba y continuamente supuraba, con dos antibióticos por vía oral. Al menos no llegué a una infección generalizada, se mantuvo localizada. El tema estaba en que el catéter más viejo no se lo podía extraer con facilidad ya que se lo consideraba crónico por el tiempo que llevaba colocado y el cuerpo lo había encapsulado.
Cuando decidimos que el único camino era quitar este catéter las cosas se complicaron porque los únicos médicos que hacen este tipo de intervenciones están en Bs. As., ya habíamos organizado todo para instalarnos allá unos días pero el médico que contactó la obra social se ofreció a venir a Rosario a realizar el procedimiento de extracción. Si todo iba bien simplemente me quedaría una cicatriz en el cuello, sino terminaba en una cirugía a corazón abierto. Gracias a Dios todo salió bien. Pero tuve que pasar por muchas intervenciones y ni hablar sobre los miedos que tuve. Comencé a ir al psicólogo para que me ayudara a asumir y llevar adelante la situación.
Lo que sí saqué en claro es que no todo termina con el diagnóstico y el tratamiento. Muchas cosas pueden suceder que uno jamás tendría en cuenta. Pero con un buen médico y el apoyo de la flia. se puede tolerar más de lo uno imagina.
Si alguien quiere información más precisa sobre algo puede contactarme sin inconvenientes. La idea es que entre todos nos apoyemos y sintamos que no somos los únicos que tenemos problemas.
